“Los mandamientos que Dios nos ha dado no deben encerrarse en las cajas fuertes asfixiantes de la observancia formal, pues de lo contrario nos quedamos en una religiosidad externa y una religiosidad desapegada, siervos de un ‘dios amo’ en lugar de hijos de Dios Padre”, afirmó.
Así lo dijo al reflexionar en el pasaje del Evangelio de San Mateo en el que Jesús afirmó “No piensen que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”.
De este modo, el Papa describió que las Sagradas Escrituras dicen “'no matarás', pero para Jesús esto no basta si luego se hiere a los hermanos con las palabras”.
Luego, el Santo Padre indicó que la Biblia dice “'no cometerás adulterio', pero esto no basta si luego se vive un amor salpicado por la doblez y la falsedad”.
Además, el Papa Francisco destacó que “la Escritura dice ‘no jurarás en falso’, pero no basta hacer un juramento solemne si luego se actúa con hipocresía”.
En este sentido, el Santo Padre señaló que “el mensaje es claro: Dios nos ama primero, gratuitamente, dando el primer paso hacia nosotros sin que lo merezcamos” y añadió que por ello, “nosotros no podemos celebrar su amor sin dar a nuestra vez el primer paso para reconciliarnos con quienes nos han herido”.
“En otras palabras, Jesús nos hace comprender que las reglas religiosas son útiles, las reglas religiosas son buenas, pero son solo el inicio: para darles cumplimiento, es necesario ir más allá de la letra y vivir su sentido”, indicó.
En esta línea, el Papa exhortó a no permanecer en “la observancia formal, que se conforma con el mínimo indispensable” ya que “Jesús nos invita al máximo posible”.
“Dios no razona con cálculos y tablas; Él nos ama como un enamorado: ¡no hasta el mínimo, sino hasta el máximo!”, añadió.
Por último, el Santo Padre invitó a preguntarnos: “¿cómo vivo mi fe? ¿Es una cuestión de cálculo, de formalismo, o es una historia de amor con Dios? ¿Me conformo con no hacer el mal, con mantener ‘la fachada’, o intento crecer en el amor a Dios y a los demás?”.
“Que María, que observó perfectamente la Palabra de Dios, nos ayude a dar cumplimiento a nuestra fe y a nuestra caridad”, concluyó el Papa Francisco.
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