Antes de caer en la desesperación o malgastar el tiempo por un trabajo que no llega, prepárate para poder encontrarlo
¿Cómo dar primeros pasos o lanzarse por primera vez a un proyecto laboral en medio de una pandemia que nos ha llevado a tener que hacer reajustes en el modo de encarar planes? Encontrar esa situación que esperamos se torna todo un desafío en estos tiempos, pero siempre hay algo que podemos hacer y utilizar recursos a nuestro favor.
Fórmate
Una buena preparación nos abre camino a dar con ese «golpe de suerte» para ver las oportunidades. Quien no está preparado a veces ni siquiera las percibe. En cambio, está comprobado que con una buena preparación las oportunidades surgen de modo natural. Los conocimientos, valores y capacidades encuentran un canal de acción.
Conecta con el presente.
Es tal la acumulación de información y estrés que el cerebro se desconecta del presente para sobrevivir y se aleja de la realidad. El que triunfa capta su presente, conecta con su realidad y lo disfruta de manera sana educando la atención para gestionar esa abundancia. Conecta con la persona que estás, la comida que comes y a dónde vas. De estas cosas depende la interpretación de nuestra realidad.
Conócete.
Tienes que saber qué quieres y cuáles son tus fortalezas y debilidades para poder alcanzarlo. La persona que no se conoce no puede llegar a ser feliz, es esclavo de sus impulsos y se frustra por pequeñas cosas. Cuando uno se comprende tiene claro lo que necesita aceptar, incorporar, trabajar o potenciar. Esa conciencia sobre uno mismo es lo que ayuda a avanzar en la verdad.
Recurre a Dios
Cuando te abres a la gracia de Dios, dejas de ponerte límites y aspiras a cosas grandes. Algo es imposible hasta que llega alguien y lo hace. Con Dios no hay imposibles y aprendes a aceptar mejor las cosas y a tener esperanza. Eres capaz de captar inspiraciones, discernir mejor antes de tomar decisiones, tener siempre una guía y cultivar una vida interior que impactará profundamente tu mundo exterior. En los momentos difíciles, será clave.
Aprende haciendo.
No pierdas el tiempo intentando aprenderlo todo antes de hacerlo. Si tuviéramos que comprender todos los pormenores y disponer de toda la información detallada de cada cosa que vamos a hacer, acabaríamos por no hacer nada, o haríamos mucho menos de lo que nuestro potencial nos permite. Si hay algo que quieras hacer de verdad, aunque sea pequeño, comienza por hacerlo y ganarás una habilidad.
Busca información.
Aprende todo lo que puedas sobre lo que te interesa. Investiga con anticipación y recolecta información si te gustaría trabajar en un lugar determinado o en un rubro en particular. Así, cuando llegue el momento, será natural. Si además del hecho de que necesitas un trabajo, estás interesado eso será percibido por los demás. Es probable que tengas una opinión bien formada y varias anécdotas convincentes para compartir.
Persevera al vivir el proceso.
El 90% de las cosas que nos preocupan no sucederán. Es fácil caer en la tentación de vivir en un exceso de futuro. Estamos esperando que simplemente suceda algo y se nos agota la paciencia, pero lo cierto es que aún no tenemos acceso a muchas cosas que vendrán. En una cultura de lo inmediato y conviviendo con tanta negatividad, solemos alterarnos con facilidad. Transita con paz un camino de esfuerzo.
Educa tus pensamientos.
Todos tenemos una voz interior. Los pensamientos tienen un impacto directo en el organismo que afectan a nuestras emociones y muchas veces lo hacen de modo inconsciente. Un pensamiento puede ser fruto de muchos factores y si no lo sabemos gestionar puede funcionar como una suerte de boicot que nos lleva a fracasar antes de empezar algo. La actitud es importante para responder ante los pensamientos negativos.
Interpreta lo que sucede sin anticiparte.
No te enfades o etiquetes algo si no se da como lo habías pensado. Lo que sucede en la vida puede tomarse como una suerte o como una desgracia. Todo depende de lo que venga después. Lo que en determinado momento puede que sea una desgracia, acaba convirtiéndose en una suerte y viceversa. No te desesperes por tu aparente “mala suerte” y sigue trabajando con más voluntad. Las cosas pueden cambiar rápidamente.
Ábrete a los demás.
La búsqueda de respuestas hace que no pensemos en nada más que en eso. El peligro es que al estar tan metidos en nuestras cosas, no nos damos cuenta de lo que nos rodea. Es un error pensar que las cosas “aparecerán cuando menos uno lo espere”. Hay que salir del micromundo en el que uno está. Conoce gente, lugares, ábrete al mundo para tener otra perspectiva e intenta hacerlo siempre con un propósito de hacer el bien.
Toma pausas de las pantallas.
El cerebro muestra cosas de acuerdo a nuestros intereses y no detecta cosas si no sabemos lo que estamos buscando. Muchas de las cosas no nos ocurren simplemente porque no las vemos. Uno de los inhibidores de esa realidad son las pantallas. En la vida virtual recibimos gratificaciones instantáneas que nos relajan y alivian, pero las cosas pasan en la vida real. Es normal pasar mucho tiempo conectado mientras se busca trabajo. Asegúrate de encontrar un equilibrio.
Gestiona tu estado de ánimo.
Vivir con preocupación constante hace que siempre estemos en modo de alerta y al final produce mucho desgaste. No es bueno vivir perturbado. Se requiere de una actitud positiva para activar el estado de ánimo. Un buen método es incorporar ejercicio y un buen descanso en la rutina y evitar el consumo de alcohol. Cuando uno se siente saludable con uno mismo puede gestionar mejor las emociones.
Detecta lo que es tóxico
No todo lo que rodea ayuda ¿A quién escuchas o pides consejo? En el camino siempre hay cosas o personas que pueden estar haciendo un daño. Detectalo y sé prudente con lo que comunicas. La distancia por un tiempo a veces puede ayudar. Cuando podemos “desmenuzar” lo que nos sucede con algo o alguien hace que sea más fácil gestionarlo, alejarnos o acercarnos más.
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