El Pontífice pide también a los obispos de tener especial atención pastoral dirigida a los hijos de matrimonios nulos
El Papa Francisco exhortó a cada obispo a abrirse al sufrimiento de los cónyuges abandonados y los hijos de matrimonios nulos.
Lo dijo en su discurso de hoy, 29 de enero de 2021, al recibir en audiencia a los prelados auditores, funcionarios, abogados y colaboradores del Tribunal de la Rota Romana, con motivo de la solemne inauguración del Año Judicial.
En especial, el Papa se refirió a una “diaconía de protección, cuidado y acompañamiento del cónyuge abandonado y eventualmente de los hijos que sufren las decisiones, por justas y legítimas que sean, de nulidad matrimonial”.
En marzo se abre el año de la familia Amoris laetitia (la alegría del amor) convocado por el Papa, en este contexto, Francisco dijo:“No debemos cansarnos de dedicar toda la atención y el cuidado a la familia y al matrimonio cristiano”.
Hijos de padres divididos
El Papa invitó a considerar las situaciones en las que se encuentran los hijos. “¿Cómo explicar a los hijos que -por ejemplo- su madre, abandonada por el padre y a menudo no dispuesta a establecer otro vínculo matrimonial, recibe la eucaristía dominical con ellos, mientras que el padre, conviviente o a la espera de la declaración de nulidad del matrimonio, no puede participar en la mesa eucarística?».
Francisco recordó, fruto del Sínodo de 2014 y 2015, la exhortación apostólica Amoris laetitia”.”En este documento se dan indicaciones claras para que nadie, especialmente los pequeños y los que sufren, se quede solo o sea tratado como un medio de chantaje entre padres divididos (cf.241)”.
Cabe recordar que el Papa impulsó una reforma de los procesos matrimoniales actuado en el Tribunal Apostólico, así como en los demás tribunales de la Iglesia. Esto significó una sola sentencia, un juicio breve y posiblemente gratuito, mayor accesibilidad de los procedimientos en los casos de nulidad.
Obispos jueces en casos de nulidad
El también recordó que el obispo es el juez. Por eso, indicó, “que el Espíritu Santo, al que invocáis antes de cada decisión a tomar sobre la verdad del matrimonio, os ilumine y os ayude a no olvidar los efectos de tales actos:
en primer lugar el bien de los hijos, su paz o, por el contrario, la pérdida de la alegría ante la separación. Ojalá la oración – ¡los jueces deben rezar mucho! – y el compromiso común pongan de relieve esta realidad humana, a menudo dolorosa: una familia que se divide y otra que, como consecuencia, se forma, menoscabando esa unidad que hizo la alegría de los hijos en la unión anterior”.
Mujer forzada a casarse
En su discurso a los representantes del Tribunal Apostólico de la Rota Romana, el Papa también contó una anécdota sobre lo difícil que es para un juez, en este caso, el obispo, tomar una decisión respecto a un caso de nulidad.
“Recuerdo que, poco después de la promulgación del juicio breve, un obispo me llamó y me dijo: «Tengo este problema: una chica quiere casarse por la Iglesia; ya estaba casada hace algunos años por la Iglesia, pero la obligaron a casarse porque estaba embarazada… Hice todo, pedí a un sacerdote que hiciera de vicario judicial, a otro que hiciera de defensor del vínculo…
Y los testigos, los padres dicen que sí, que fue forzado, que el matrimonio fue nulo. Dígame, Santidad, ¿qué debo hacer?», me preguntó el obispo. Y le pregunté: «Dime, ¿tienes un bolígrafo a mano?» – «Sí» – «Firma. Tú eres el juez, sin darle tantas vueltas”.
Dinero y resistencias
El Pontífice sostuvo que esta reforma, especialmente la del juicio breve, ha encontrado y encuentra muchas resistencias. Pero, dijo, confieso: “después de esta promulgación recibí cartas, muchas, no sé cuántas pero muchas. Casi todos los abogados que perdían la clientela. Y está el problema del dinero.
En España se dice: «Por la plata baila el mono». Es un dicho que queda claro. Y también esto con dolor: he visto en algunas diócesis la resistencia de algún vicario judicial que con esta reforma perdía, no sé, cierto poder, porque se daba cuenta de que el juez no era él, sino el obispo”.
En este sentido, agradeció a Monseñor Vito Pinto, decano del Tribunal de la Rota Romana, que dejará su cargo al cumplir 80 años, por su “valentía” al cumplir con la “estrategia de llevar adelante” la reforma de la nulidad matrimonial.
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