Después de Navidad, los conservadores del Museo Carmen Alto de Quito propone estas ideas sencillas y eficaces
Cuando ya han concluido las fiestas de Navidad, en las familias nos disponemos a guardar las figuras del belén. Ocurre que una cosa son los adornos navideños y otra cosa las piezas que componen nuestro belén y que no pocas veces forman parte del «tesoro» familiar: tal vez ya eran de nuestros abuelos y nuestros padres, o quizá son las mismas que colocamos cuando éramos pequeños…
Lo más probable, incluso si las hemos adquirido recientemente, es que tengamos ganas de que el belén dure, y por muchos años si es posible. Para ello, guardar las piezas es una tarea que merece atención.
Lo que buscamos es que las figuras del belén duren años. Pero antes de encontrarles un espacio seguro, habrá que asegurarse de que las guardamos en estado óptimo.
Shutterstock/ChiccoDodiFC
¿Por qué digo eso? Porque no es difícil pensar que han cogido polvo en los días en que han estado expuestas. Y porque a lo mejor han sufrido algún pequeño accidente, como que a una oveja se le ha roto una pata o que a san José le falta un dedo porque un niño de la familia fue a besarlo y se le cayó al suelo. Son accidentes domésticos sin importancia que forman parte de la historia familiar, y quedará la mar de bonito ese san José con un dedo escayolado para el año siguiente.
Para saber especialmente cómo es mejor guardar las figuras del belén, podemos acudir a los consejos de expertos. Por ejemplo, el Museo del Carmen Alto, que está en el centro histórico de Quito (Ecuador). El departamento de Conservación del museo publicó esta Navidad unos consejos sobre cómo dar el mejor trato a las figuras del belén cuando nos disponemos a deshacer el pesebre y guardarlas hasta el año que viene.
Podemos tomar nota:
1Antes de guardar las figuras, asegúrate de sacarles el polvo.
Los expertos del museo explican que «el polvo acarrea hollín y otras partículas que pueden afectar la capa pictórica de las esculturas, dañarla o rayarla.»
¿Cómo les quitaremos el polvo? En el museo recomiendan «limpiar las figuras y piezas que conforman el Belén con una brocha de cerdas suaves.»
2Guardar las figuras en cajas adecuadas.
En el museo concretan que «para embalarlas, sobre todo a las piezas centrales, es preferible contar con cajas rellenas de poliestireno o esponja gruesa, calando la silueta de las piezas para que calcen perfectamente y no se malogren por movimientos bruscos.» Las piezas centrales son la Virgen, San José, el Niño Jesús, la mula y el buey. Además, los Reyes Magos y sus pajes (si los hay).
Los conservadores añaden que «las piezas secundarias, que corresponden a las ambientaciones del pesebre, como animales, casas y demás, se pueden envolver en papel cometa o uno similar». El papel cometa también se conoce como papel de seda.
Para que no se golpeen unas figuras contra otras o no sufran desperfectos aunque estén en la caja, es bueno darles mayor protección que un papel tan fino. Por eso nos indican los técnicos de Conservación del Museo: «Adicionalmente, se puede cubrir las mismas con plástico de burbujas para evitar fricciones y daños entre una pieza y otra.»
3¿Dónde guardaremos las figuras del belén?
El lugar idóneo es un espacio seco, libre de humedad y de roedores. Estas características son importantes porque debemos tener en cuenta que las figuras van a estar guardadas durante once meses y no queremos sorpresas desagradables. Así, ten en cuenta que sea un espacio seco y no todas las bodegas o buhardillas sirven. Del mismo modo, también debemos estudiar si es aconsejable guardar la caja en un sótano si no tenemos seguridad respecto a posibles filtraciones de agua o presencia de animalitos.
4Guarda las figuras por grupos.
Seguramente nuestro belén requiere un cierto espacio. A la hora de guardar, es mejro hacerlo con orden para que sea muy fácil localizar las piezas la próxima Navidad. Así, coloca en una caja el Misterio (Jesús María y José). En otra, los Reyes Magos, pastores y otros personajes. En una tercera, las ambientaciones, cascadas, puentes, árboles, animales, telas, casas, etc. Así es como sugieren que lo hagamos desde el Museo del Carmen Alto. Con una recomendación importante: que cada caja vaya etiquetada para que sepamos cuál es su contenido.
Lógicamente todos estos consejos son con carácter general, de modo que después aplicaremos el sentido común a cada belén y al valor de las piezas: no solo económico sino también sentimental. No es lo mismo ni requiere los mismos cuidados un belén napolitano que uno de piezas lego, ni uno de cerámica artesanal o uno de plástico.
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